VOLVAMOS A RESPIRAR

ANDREA-BIZBERG-610x350-1

En el reino animal existe un pequeño ser con una adaptación excepcional: Puede dejar de respirar cuando su entorno se vuelve sumamente hostil. Así, a la manera de un caparazón, ajeno al mundo, este pez se envuelve en su bolita de algodón para sobrevivir.

Nosotros los mexicanos vivimos mucho tiempo en nuestro huevito, la marea no nos perturbaba ni afectaba. Estábamos presentes, pero sin realmente estar ahí; los secuestros, los homicidios y la corrupción los conocíamos, pero al mismo tiempo los ignorábamos. Nos hacíamos los desentendidos, los que no sabíamos. Nosotros, a la manera de ese pequeño pez, nos refugiábamos en nuestra crisálida, dejábamos de respirar para protegernos. Pero esta pequeña burbuja de mundo tenía grandes fallas.

Desde hacía tiempo podíamos entrever el mundo real a través de sus largas y anchas fisuras, los peligros se nos antojaban mucho más cerca, nos concernían mucho más. Las pequeñas gotas de corrupción, censura y delitos de todo tipo iban cayendo poco a poco, trazando un camino lento, pero seguro, hasta la médula de nuestro sistema. Y un día, sin que siquiera nos hayamos dado cuenta, el refugio que parsimoniosamente nos habíamos creado se vino abajo, y vimos el cielo gris cargado de malos presagios encima de nosotros. 43 estudiantes desaparecidos por el gobierno, las casas blancas de los políticos, el despido injustificado de Carmen Aristegui y sus colaboradores, todas esas gotitas que se juntaron para hacer una tormenta que acabó con nuestro pequeño mundo: como eso pasaba frente a nosotros era imposible ignorarlo.

Y por primera vez, desde hacía mucho tiempo, respiramos. Fue un respiro raro, ahogado, entrecortado, difícil, innatural. Nuestros pulmones dolían por lo poco que habían sido solicitados hasta ahora. Oxidados. El oxigeno exploraba nuestra sangre con curiosidad. Y, por primera vez en mucho tiempo, vivimos, tomamos acción, nos unimos por un México mejor. Ya no nos encontrábamos en nuestros mundos separados y egoístas, habíamos decidido unirnos a una causa común, estábamos en un –muy jodido– México real. El camino se vislumbra difícil y lleno de obstáculos, pero la semilla del delirio y la esperanza se apoderó de nosotros: Todas las gotas de cinismo e injusticia que diluviaron sobre nosotros terminaron por hacerlas germinar. Porque tenemos la certeza que unidos podemos. No hay vuelta atrás, la reconstrucción de nuestro antiguo refugio ya no es una solución, y realmente nunca la fue: El pequeño pez del principio está en peligro de extinción de ese salvaje y libre reino animal. Hagamos frente común, porque un vivir sin respirar es un vivir sin vivir.

Foto: Ciudadanos del Distrito Federal firman amparo contra la censura, por el cierre del espacio noticioso de Carmen Aristegui.

Anuncio publicitario

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s