Los nuevos avances tecnológicos, los proyectos de inteligencia artificial, los implantes cerebrales y las astronómicas sumas de dinero invertidas en las neurociencias en el mundo, parecen indicarnos que el siglo XXI será el del neurobusiness y el neurobricolaje. Sin embargo las nuevas promesas acarrean preocupaciones legítimas acerca de nuestra seguridad, nuestro derecho a la privacidad y al uso que se le dará a toda la información privada, pero sobre todo el temido tema del hackeo reaparece con más fuerza que nunca.