No sólo los humanos somos sensibles a los efectos nefastos del sol, los animales y las plantas también necesitan tomar medidas para evitar una degradación celular prematura. Hasta la fecha, se sabía que los corales, las algas y otros invertebrados producían sus propias moléculas anti-UV: las MAA, sintetizadas a partir de tres enzimas. Sin embargo, nunca había sido encontrado algo similar en los vertebrados; se pensaba que obtenían las moléculas protectoras de su alimentación. Esta hipótesis se acaba de venir abajo con un estudio realizado por Andrew R Osborn, Khaled H Almabruk y Garrett Holzwarth, entre un gran número de biólogos de la Universidad Estatal de Oregon, que demostró que el pez cebra posee un gen responsable de la producción de gadusol, una molécula anti-UV que sigue un camino de síntesis distinto al de las MAA. Como los genes responsables de la biosíntesis ya estaban presentes en el embrión, por lo que la alimentación nada tiene que ver con su presencia. Los biólogos descubrieron que estos genes también se encuentran en otras especies, como los anfibios y los pájaros. Se cree que estos pudieron ser adquiridos por una transferencia horizontal de genes, es decir que el material genético de un organismo fue integrado por otro no emparentado. Si bien aún no se sabe si la única función del gadusol es protegerlos del sol, queda claro que esas moléculas pueden ser muy valiosas en la fabricación de futuros filtros solares.
Fuente: http://elifesciences.org/content/4/e05919
Imagen: http://www.sciencesetavenir.fr/animaux/20150512.OBS8833/le-poisson-zebre-fabrique-sa-propre-creme-solaire.htm