Los planetas de grandes dimensiones y tan alejados del Sol como Júpiter, no deberían de existir teóricamente hablando. Sin embargo, en contradicción con los modelos teóricos que se realizan sobre la evolución del espacio, los planetas gigantes gaseosos sí existen y son muy comunes. El equipo de Frédéric Masset del Instituto de Ciencias Físicas de la UNAM, resolvió este problema que oponía teoría y realidad. La razón por la que teóricamente parecía imposible la formación de gigantes gaseosos tan alejados del Sol, era que cuando nacen los planetas por agregación de materia y gas en los discos protoplanetarios, tienden a migrar a la estrella que se encuentra en el interior de su sistema, y entonces no aumentan de tamaño. Sin embargo existe un ingrediente primordial que no se había considerado hasta ahora, capaz de contrarrestar el efecto de atracción ejercido por la estrella: el calor emitido por el planeta al aumentar de dimensiones. Las diferencias de temperatura crean un contraste en la densidad del planeta que provoca una torsión de su eje de rotación, y esto a su vez crea una fuerza que se opone a la migración a la estrella. Dicha fuerza aumentará según la capacidad de crecer del planeta en un corto lapso de tiempo. El descubrimiento del papel que juega el calor de los planetas es crucial para entender el funcionamiento de los sistemas planetarios y del Sistema Solar en particular.
Fuente: http://www.nature.com/nature/journal/v520/n7545/full/nature14277.html
Imagen: http://www.sciencesetavenir.fr/espace/20150403.OBS6382/l-enigme-de-jupiter-enfin-resolue.html