TaharAmari, Jean-François Luciani y Jean-Jacques Aly, investigadores de l’ÉcolePolytechnique y la Universidad Paris VII, Francia, han develado esta incógnita proponiendo dos modelos que concordaron con las observaciones. Bajo la superficie del Sol hay gases parcialmente ionizados que conforman el plasma solar, que mientras más cerca estén del núcleo, son más calientes y por lo tanto menos densos, lo que los hace subir a la superficie; al contrario, los fluidos más superficiales se enfrían, perdiendo densidad y bajan formando celdas de convección. Estos movimientos circulares provocan un campo magnético que se expande y fortalece al llegar a las primeras capas de la atmósfera solar, la fotósfera y la cromósfera. La formación de cuerdas magnéticas provoca manchas solares que desatan erupciones de pequeña escala capaces de calentar la atmósfera solar. Sin embargo, este modelo no es suficiente para explicar las altas temperaturas de la corona solar; esto es, las capas superiores de la atmósfera. Se consideró entonces un segundo modelo donde se advirtió la presencia de torbellinos solares magnéticos generados en la cromósfera, un fenómeno creado por un campo magnético mucho más intenso que podría representarse como un ecosistema de manglares terrestres: el plasma solar guiado por el campo magnético serían raíces retorciéndose y dirigiéndose a la corona solar. Una vez ahí se generarían olas de calor que se propagarían hacia arriba y que explicarían las temperaturas elevadas en las capas altas.
Fuente: http://www.nature.com/nature/journal/v522/n7555/full/nature14478.html