El plancton formador de nubes

El océano Antártico es una de las regiones del mundo con más días nublados al año.Las nubes son de vital importancia por la influencia que tienen en la circulación oceánica de todo el hemisferio sur y en el clima de todo el planeta.
Investigadores de la Universidad de Washington y de la Universidad de Leeds, en Inglaterra, descubrieron una fuerte correlación entre la actividad fitoplanctónica en el océano y la densidad de las nubes.
Observaron en el Antártico que de septiembre a abril hay más crecimiento de las poblaciones fitoplanctónicas y por tanto mayor cantidad de desechos de materia orgánica que incrementan los aerosoles en la atmósfera. El fitoplancton desecha oxalato e isopreno que se acumula a la superficie del agua formando espuma; por otro lado, también genera un gas, el sulfuro de dimetilo. Las partículas sólidas de materia orgánica de oxalato e isopreno pasan a la atmósfera donde se asocian al gas y a las sales marinas en suspensión para formar aerosoles.
Las altas concentraciones en la atmósfera de aerosoles con compuestos orgánicos, provocan que alrededor de ellos se condensen micro gotas de agua que se aglomeran para formar las nubes. Así, entre más núcleos de materia orgánica atmosférica existan, más microgotas se formarán y las nubes serán más densas. Esto tiene consecuencias muy importantes en la capacidad de las nubes de reflejar la luz del sol: entre más densas sean, mayor será la reflexión de la luz solar y por tanto menor será el calor absorbido por los océanos. Las nubes juegan así un papel clave en la regulación térmica de los océanos y dependen en parte de los microorganismos diminutos que constituyen el plancton. Se necesitan más estudios que determinen en qué medida los aerosoles orgánicos influyen en la formación de nubes y así poder predecir la respuesta del océano al calentamiento global y a la acidificación.