El metilmercurio (MeHg) es un derivado del mercurio y un potente neurotóxico que ataca a las neuronas. Su toxicidad se acumula y se agudiza a medida que va ascendiendo en las redes alimenticias: del plancton a los mamíferos marinos las concentraciones de MeHg aumentan un millón de veces. Los estudios sobre esta contaminación, principalmente de origen humano, habían utilizado a los carnívoros marinos únicamente para cuantificar las concentraciones de contaminantes en los ecosistemas y medir sus consecuencias. Sin embargo, investigadores de la Universidad de California abordaron el tema desde otro punto de vista: se centraron en los elefantes marinos como posibles vectores de la contaminación por MeHg. Para ello compararon las concentraciones de este metal pesado en distintas épocas del año, en las aguas de varias regiones costeras del centro de California que no cuentan con grandes poblaciones de carnívoros marinos, y en la reserva estatal Año Nuevo, una zona que se encuentra bastante alejada de actividades humanas, pero que sí es hogar de muchas poblaciones de elefantes marinos.
Los resultados fueron sorprendentes: las cantidades de MeHg fueron mucho mayores en la reserva en comparación con las zonas costeras vecinas; mientras que en Año Nuevo las concentraciones fueron en promedio de 2.5 pM; en los sitios costeros vecinos éstas no rebasaron los 0.30 pM. Peor aún, durante la época de muda –que es anual– de los elefantes marinos, las concentraciones de MeHg en el agua subieron hasta 9.5 pM. A la vez se observó que toda la flora y la fauna de la reserva, desde pájaros hasta mejillones, conservaban en sus órganos mayores concentraciones de MeHg que en otras regiones. De esta manera demostraron por primera vez que los mamíferos marinos, al acumular abundantes concentraciones de MeHg, son importantes fuentes de contaminación, pues la piel y el pelaje al mudar se degradan en el océano y se vuelven parte de otras cadenas alimenticias de los niveles más bajos, como el plancton, invertebrados y peces. Ni siquiera nosotros nos salvamos de este inmenso círculo vicioso: la zona de la costa de California es una importante sede de pesquerías, así que el pez que ha ingerido grandes cantidades de metales pesados tiene grandes probabilidades de llegar hasta nosotros.
Fuente: http://www.pnas.org.biblioteca.ibt.unam.mx:2048/content/early/2015/09/02/1506520112.full.pdf
Foto: http://news.ucsc.edu/2015/09/mercury-elephant-seals.html