Un estudio internacional llevado a cabo por la Universidad de Colorado, en Estados Unidos, y la Universidad de Helsinki, en Finlandia, acaba de demostrar que existe un vínculo hasta ahora completamente desconocido entre los medicamentos administrados al ganado y los gases de efecto invernadero. Un hallazgo que viene a hundir un poco más la ganadería industrial.
En el mundo al ganado le administran un gran número de antibióticos para optimizar su crecimiento y salud. Si bien la consecuencia más conocida es el desarrollo de la resistencia bacteriana a los antibióticos, estos investigadores se interesaron en otros posibles efectos como los daños a la biósfera provocados por los excrementos del ganado. Para ello realizaron experimentos con un grupo reducido de vacas; una parte recibió un antibiótico a base de tetraciclina, mientras otra permaneció libre de cualquier medicamento. Al cabo de tres días, algunos excrementos fueron recogidos y aislados en recipientes con aparatos para medir las emisiones de dióxido de carbono (CO2), de metano (CH4) cuya capacidad de producir efecto invernadero es 310 veces mayor a la del CO2, , y de óxido nitroso (N20) cuya capacidad es 23 veces mayor a la del CO2 .
No todos los excrementos fueron recogidos, algunos se dejaron a la intemperie para que siguieran el curso normal de degradación al ser colonizados por insectos como escarabajos que hacen de estos hábitats repulsivos para nosotros, su hogar y fuente de alimento.
Se hicieron dos observaciones cruciales a raíz del experimento y los resultados son una noticia buena y una mala. Va primero la buena: por un lado, si bien las propiedades químicas, microbiológicas y nutritivas de los excrementos se modifican con la presencia de medicamentos, éstos no tuvieron un impacto negativo en las comunidades coprófagas –que se alimentan de heces–, por lo que no se mermaron los servicios ecosistémicos que éstas brindan, como la degradación de las heces y liberación de minerales y material orgánico a los suelos. La mala noticia es que los excrementos con antibióticos emitieron hasta ¡1.8 veces más metano! en comparación con las heces libres de ellos. Este resultado inusitado se explica por el hecho de que los antibióticos modifican la microbiota intestinal, reducen el número de bacterias y favorecen a las arqueas, organismos unicelulares similares a las bacterias pero resistentes a los medicamentos y que desgraciadamente para el planeta son grandes emisoras de metano.
La investigación posee varios límites que los mismos científicos señalan: la población reducida de la muestra y la utilización de un solo antibiótico como modelo no permiten calcular de manera certera el impacto que tendrían los medicamentos en una mayor producción de metano. Sin embargo, el interés de este estudio reside en que es el primero en mostrar la relación entre antibióticos y efecto de invernadero, algo que no puede ser tomado a la ligera si consideramos que la industria ganadera es responsable de emitir el 15% del total de gases de efecto invernadero de origen antrópico.
Fuente: http://rspb.royalsocietypublishing.org/content/283/1831/20160150
http://passeurdesciences.blog.lemonde.fr/2016/05/29/le-lien-cache-entre-antibiotiques-et-rechauffement-climatique/
Imagen: «Dung Beetle» @Andi Gentsch bajo licencia de creative commons