¿Serán las plantas nuestras nuevas donadoras de órganos?

Orejas hechas a partir de manzanas vaciadas de sus células y repobladas con células humanas; espárragos convertidos en reparadores de médula espinal, pétalos de rosa transformados en injertos de piel… El bio-hackeo podría hallarse en el jardín y el futuro de la medicina regenerativa tener la mira en las plantas. Ésta es la loca línea de investigación del Pelling Lab para la Manipulación Biofísica ubicado en la Universidad de Ottawa, en Canadá; un espacio de exploración donde todas las ideas parecen ser posibles y que reúne a un ecléctico grupo compuesto por científicos, ingenieros y artistas que trabajan para crear, gracias a manipulaciones físicas, armazones que puedan implantarse en nuestros cuerpos para que nuestras células los colonicen y reemplacen así nuestros órganos deficientes.
En el pasado las investigaciones sobre biomateriales para reemplazar nuestros tejidos se centraban en especies animales con estructuras similares a las nuestras (Ver texto en Cienciorama: “Fábrica de órganos”). El reino de las plantas, sencillamente brillaba por su ausencia. Esto es un error según los investigadores, ya que la maleabilidad infinita de ciertas estructuras de las plantas hace posible adecuarlas a las necesidades fisiológicas de los humanos.
El descubrimiento de que las células humanas a su vez son capaces de adaptarse y colonizar las estructuras fibrosas de las plantas, abre la puerta a biomateriales accesibles en todo el mundo y mucho más baratos para reconstruir piel, huesos, venas y hasta órganos.
Para comprobar esta posibilidad los científicos realizaron varios experimentos y entre ellos destaca el llevado a cabo en ratones  con la pulpa o mesocarpio de manzanas. Se vaciaron las células del tejido de la fruta donadora y se conservó únicamente la estructura de celulosa. Esta última se volvió una especie de armazón listo para acoger las células de ratón. Acto seguido, la estructura se implantó en los cuerpos de los animales, que si bien en un principio presentaron inflamación como respuesta inmunológica a un cuerpo extraño, ésta fue disminuyendo hasta desaparecer por completo en pocos días. La estructura de celulosa en el cuerpo del animal fue invadida poco a poco por las células del ratón hasta convertirse en un implante subcutáneo. El resultado fue un biomaterial implantado bajo la piel que empezó a atraer a células que lo rodeaban,  y que enviaron señales para desarrollar capilares y crear vasos sanguíneos. El segmento vegetal se había  transformado en parte del cuerpo del animal.
Pero la novedad de este laboratorio no reside únicamente en la locura de sus ideas, sino en la manera de hacer las investigaciones. Están abiertos al público, es una ciencia participativa; vía Twitter se pueden sugerir experimentos al laboratorio. Además, la metodología para realizar los experimentos fue publicada en internet y los científicos están en pláticas para lanzar un kit para poder en un futuro realizar sus propios cultivos en casa. Esperemos que cuando esto suceda, hayan tenido en consideración toda la contaminación que esto podría conllevar.
¿Están listos para que sus cocinas se conviertan en los nuevos laboratorios de órganos?

@andreabizberg

Fuente: http://www.pellinglab.net/wp-content/uploads/2013/04/Modulevsky_PlosOne_2016.pdf
http://www.pellinglab.net/media/

Imagen: Orejas esculpidas en celulosa de manzana impregnadas de células vivas humanas
https://tedideas.files.wordpress.com/2016/02/andrew_pelling_ears.jpg?w=770

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