Acto 1. 1999, un tiburón cebra hembra a la que llaman F1 llega al acuario de Townsville en Australia.
Acto 2. F1 se vuelve roomate de un macho al que llamaron M1.
Acto 3. La convivencia se vuelve difícil, pero la separación resulta más fácil de lo que se esperaba pues no tuvieron hijos.
Acto 4. Donde hubo fuego cenizas quedan; en 2006 regresaron a F1 a vivir con M1.
Desenlace. En 2009 la feliz pareja tuvo cinco bebés a los que se les sumarían 20 hermanos más en los años siguientes…
Me gustaría aclarar que no escribí esta noticia para demostrarles que hay casos en que es bueno darle al amor una segunda oportunidad. No, agárrense porque esta historia apenas empieza y se pone más interesante.
Resulta que en 2012 F1 y M1 fueron separados definitivamente. F1 se encuentra desde entonces en un gran acuario acompañada únicamente de una de sus hijas, F2. Entre 2014 y 2015, durante la temporada de reproducción, las dos hembras ponen huevos que no darán descendencia. Pero al año siguiente sucede un fenómeno extraño: de los huevos de F1 nacen tres bebés y de los de F2 uno más.
¿Cuándo, dónde, cómo y por qué? ¿Llegamos tarde o en qué momento entró otro macho a la historia?
Resulta que no es que haya habido otro macho sino que ciertas especies de tiburones hembra que viven en cautiverio y sin machos en sus alrededores, son capaces de reproducirse por medio de partenogénesis, es decir de realizar una reproducción asexual. De esta manera, los bebés poseen únicamente el material genético de la madre.
Así que F2 haya tenido bebés no resultó ser asombroso. Lo que sí es sorprendente es el caso de su madre F1, pues nunca se había visto que una hembra pasará de una reproducción sexual a una asexual en un lapso tan corto. Para dilucidar qué sucedió científicos de la Universidad de Queensland, en Australia plantearon dos hipótesis:
1) F1 había logrado guardar los espermatozoides de M1 en su cuerpo para poder continuar con su interminable descendencia.
2) F1, por inimaginable que parezca, se convirtió a la partenogénesis y decidió tener hijos solita.
Para determinar cuál de los dos escenarios era el verdadero los investigadores analizaron los genes de la última descendencia de F1. El resultado fue contundente, los hijos tenían únicamente el material genético de ella, lo cual significa que es la única progenitora.
Esta historia, que podría parecer la telenovela del día es, a decir verdad, mucho más que eso ya que muestra que la reproducción asexual es mucho más común de lo que pensaban todos los investigadores y contradice la idea de que es un error, una anomalía de la evolución. Y no sólo eso, se trata de una estrategia adaptativa que puede surgir en un mismo organismo bajo ciertas condiciones. Ahora falta determinar cuál es el mecanismo que permite intercambiar estos dos tipos de sexualidad de manera tan repentina. Parece que para F1 el momento en que dejen de inmiscuirse en su vida sexual todavía está lejos…
Fuente: Dudgeon, C. L. et al. Switch from sexual to parthenogenetic reproduction in a zebra shark. Sci. Rep. 7, 40537; doi: 10.1038/srep40537 (2017).
http://www.nature.com/articles/srep40537
http://passeurdesciences.blog.lemonde.fr
Imagen:Shark w/sucker fish. Por Sigmund. http://bit.ly/2kkoE0X