Círculos de hadas

La luz se hace cada vez más tenue, repentinamente las temperaturas descienden, el Sol ha terminado su jornada y con él una multitud de animales busca refugio para pernoctar. Para otros el día apenas empieza y se activa su ciclo de vida. Nos encontramos en la franja oriental del desierto de Namibia. Ahí, una inmensa sabana se extiende más allá del horizonte, pero si uno se fija bien notará que es como la incipiente barba de un adolescente, con vastos círculos regulares sin ningún tipo de vegetación.
Las leyendas locales cuentan que estos misteriosos círculos perfectos son las huellas que dejaron los dioses al recorrer nuestro mundo, lo que no especifican es si fue para abandonarnos o para quedarse a nuestro lado.  En la comunidad científica, los llamados círculos de hadas –así se conocen– también han causado gran revuelo. Lo único que se sabía con certeza era que no eran eternos y que tras unos 41 años esas zonas de un diámetro de entre 4 y 24 metros, reverdecen de nuevo. Más extraño aún es que estos círculos no aumentan cíclicamente sino que nacen y se conservan del mismo tamaño.
Hace una semana, un nuevo estudio publicado por investigadores de la Universidad de Princeton en Estados Unidos y la Universidad Hebrea de Israel, arrojaron más luz sobre estas misteriosas “huellas de dioses”. La investigación de su formación combina dos viejas hipótesis: la organización natural de la vegetación en ciertos ecosistemas áridos y la acción de las termitas sobre la flora aledaña.
Para llegar a sus conclusiones los investigadores usaron modelos que consideraron ambos mecanismos y al compararlos con imágenes se dieron cuenta de que coincidían. Por un lado, al estudiar la dinámica y el comportamiento de las poblaciones de termitas se dieron cuenta de que estas verdaderas guerreras aniquilan la vegetación aledaña a sus nidos para permitir una mejor captación de agua en temporadas de lluvia. Por otro lado, la vegetación se organiza alrededor de estos círculos e incrementa su biomasa y logra crear ecosistemas que optimizan la captación de agua de lluvia para beneficio de las termitas además de garantizarles una mayor protección frente al intenso sol.
Estos vacíos de vegetación producidos a nivel muy local logran extenderse en un patrón que se reproduce a una escala enorme y le permiten al ecosistema ser más resistente a las variaciones climatológicas. Gracias a sequías simuladas por computadora se logró comprobar que las pérdidas de vegetación con una sequía son mucho menores con termitas que sin ellas. Esto se debe a que los círculos permiten crear franjas de vegetación más densas y por lo tanto más aptas para resistir y recuperarse tras una sequía. Otra demostración de la inmensa capacidad que posee la naturaleza y que deja plasmada en el suelo como el paso de una verdadera diosa.

@andreabizberg

Fuente: http://www.nature.com/nature/journal/v541/n7637/full/nature20801.html#affil-auth
Imagen: Vernon Swanepoel https://www.flickr.com/photos/namibnat/

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