Arma de doble filo: venenos en anfibios

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Para evitar acabar en el estómago de algún animal, ciertas especies se protegen gracias a camuflajes, a defensas químicas y a colores chillantes de advertencia. Existe la hipótesis de que el desarrollo de tales defensas, resultado de la presión ejercida por el depredador sobre la presa, abre nuevas zonas de adaptación, nuevos hábitats y otras oportunidades ecológicas que aceleran la evolución y formación de nuevas especies.
Kevin Arbuckle y Michael P. Speed de la Universidad de Liverpool, en Inglaterra, estudiaron 857 especies de anfibios –ranas, salamandras y cecilias– para esclarecer cuáles eran las consecuencias de desarrollar defensas químicas para las especies de anfibios. De entre las 857 especies, el 35% carece de defensas químicas mientras que el 65%restante sí cuenta con ellas. Los resultados obtenidos al asociar bases de datos de los anfibios con un modelo informático, confirmaron la hipótesis: la presencia de defensas químicas favorece y multiplica por dos la aparición de nuevas especies pero–hecho sorprendente– estas nuevas especies son tres veces más vulnerables a la extinción comparadas con los anfibios carentes de veneno. Al comparar sus observaciones con la base de datos de los anfibios en peligro de extinción encontraron que la gran mayoría poseía defensas químicas. Resulta entonces que la toxicidad de los anfibios, una característica desarrollada para escapar de la muerte, acelera paradójicamente la extinción intempestiva de toda una especie.
Para explicar cómo los venenos pudieron convertirse en un arma de doble filo se formuló la hipótesis de que la producción de defensas químicas supone costos extras de energía para el anfibio, pues contribuye a bajar las defensas de sus sistemas inmunológicos, y por tanto los vuelve más vulnerables a otro tipo de enemigos como bacterias y virus. Se cree también, con base en estudios recientes, que las defensas químicas podrían postergar la maduración sexual de los anfibios y por tanto poner en riesgo la renovación de toda la población. Sin embargo, la investigación arrojó que la adquisición de defensas químicas ha sido muy común a lo largo de la historia evolutiva de los anfibios, y por el contrario, la pérdida de esta capacidad es sumamente rara.

Imagen: Rafael Álvarez– Agalychnis calidryas

Kevin Arbuckle and Michael P. Speed (2015). Antipredator defenses predict diversification rates, Proceedings of the National Academy of Sciences
http://www.pnas.org.biblioteca.ibt.unam.mx:2048/content/early/2015/10/14/1509811112.full.pdf

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