Hasta ahora se pensaba que los muy desarrollados ojos de los pulpos y su sistema nervioso central modificaban su piel al detectar cambios de luz en el ambiente. Sin embargo, M. Desmond Ramirez y Todd H. Oakley de la Universidad de California en Santa Barbara, descubrieron que al aislar fragmentos de piel del Octupus bimaculoides y exponerlos a la luz, veían los cromatóforos dilatarse; esto quiere decir que la piel registra las variaciones de luz. Los pulpos cambian el color, el diseño de su piel y hasta su textura gracias a los cromatóforos, células con pigmentos rodeadas de músculos conectados directamente al cerebro por nervios. Cuando los músculos alrededor de los cromatóforos se contraen o dilatan, provocan un cambio de color. Los investigadores hallaron en la piel del pulpo la misma familia de proteínas que utilizan los ojos para detectar la luz. Los cromatóforos responden a la luz contrayéndose y dilatándose con el sistema nervioso periférico. Una adaptación eficaz cuando hay que reaccionar rápidamente.
Fuente: http://jeb.biologists.org/content/218/10/1513
Imagen: http://week.divebums.com/2008/Sep15-2008/index.html